Hoy vengo con una interesante investigación, con una clara aplicación práctica, por eso también me he animado a compartirla con vosotros. Se trata de un pequeño cambio en el lenguaje interno, que consigue según la hipótesis de la investigación, un mayor auto distanciamiento , y por ende mejora la autorregulación.
Esta investigación, tiene relación también con otras que parecen asociar la autorreflexión de manera más auto distanciada, de manera visual ( viéndonos como una tercera persona observadora), de experiencias pasadas dolorosas con una adaptación menos ruminativa ( darle vueltas constantemente a esa experiencia).
Esta investigación trataba de replicar este mismo efecto, pero trasladado al lenguaje verbal interno( introspección), de manera que se especulaba que usando un diálogo interno en tercera persona ( pongamos por ejemplo usando el nombre propio, y/o la tercera persona, en mi caso sería : ¡David!, ¡Qué haces!.), en lugar de en primera persona ( siguiendo el mismo ejemplo : ¡Que hago!). Pudiera ser más efectivo, estudiado en el ámbito de situaciones que pueden provocar ansiedad social ( tareas de interacción social en entorno controlado de laboratorio).

Primero, y de manera inteligente, replicaron el mismo estudio hecho en las investigaciones de distanciamiento «visual», añadiendo ahora también las variables del distanciamiento «verbal» en primera o tercera persona, y estableciendo una relación final entre ambos fenómenos, que pudiera confirmar que el distanciamiento «verbal» promovía también el distanciamiento «visual».
En los subsiguientes experimentos de la misma investigación, ya en las tareas de interacción social, para provocar cierta ansiedad social ( desde un encuentro informal con una persona del otro sexo, hasta preparar un discurso), se quiso comprobar también si este mecanismo servia tanto para experiencias en el momento, post-evaluación de estas, o incluso para evaluación de experiencias futuras. Los resultados parecen apoyar estas hipótesis, sin que el nivel de ansiedad social, medie esta relación, por lo que los resultados pudieran generalizarse a una población universal ( también se ha estudiado en niños y adolescentes).
Siendo cautos, ya que se necesita replicar estos resultados con muestras mayores, y seguir investigando en los mecanismos subyacentes para ir conociendo más a fondo el tema, podemos sacar unas conclusiones para la práctica.
Consejo del practicante informado :
Probad y experimentad el efecto, con vosotros mismos en la medida de los posible. Tanto el distanciamiento «visual» como el «verbal», mirad de realizar un pequeño entrenamiento para que el distanciamiento «verbal» pueda pasar a ser una herramienta/recurso más, también el «visual»( yo estaría en esta fase de experimentación personal ahora mismo). Luego en base a vuestra experiencia, mirad de «transferir» este conocimiento en algún ámbito, donde podáis seguir sacando conclusiones ( Por ejemplo, decidimos aplicar este recurso en el ámbito de la resolución de conflictos, en un centro educativo. Para tal fin, esta investigación relacionada pudiera ser de vuestra ayuda). En el mejor de los casos, probad y mirad de realizar una investigación, aunque sea de tipo cualitativa, para seguir profundizando en su aplicabilidad y efectividad. Seguir las investigaciones que se vayan sucediendo, en este ámbito, con vuestro sistema de información para la práctica informada.
Tened en cuenta que este tipo de investigación, con claras aplicaciones prácticas, es bastante propensa a sufrir una simplificación por parte de medios, y otras personas. Es por ello que os recomiendo esa cautela, que los mismos investigadores aconsejan, es una línea de investigación aún en ciernes, pero prometedora.
Enlace a la investigación original (Inglés) :
Self talk as a regulatory mechanism: How you do it matters ( Kross et al. 2014).